Endurecimiento de la fiscalidad en la reforma del IRPF
La reforma del IRPF es un anteproyecto propuesto para enero de 2015. El Gobierno pretende cambiar la tributación de las plusvalías de los inmuebles vendidos, suponiendo que los más antiguos paguen más. Para lograr esto, el gobierno no va a tener en cuenta la inflación así aplicando el IRPF sobre una mayor cantidad de dinero.
Desde ya hace muchos años, antes de la crisis, los inmuebles se habían vendido por más dinero del precio de compra, año tras año; igualmente que se tuviese en cuenta la inflación porque ésta no era proporcional a la subida de precios de los inmuebles.
Por ejemplo, un local comprado en 2000 por 150.000 euros, sería estimado que cuesta 188.400 euros en 2014 con la inflación. Imaginando que se vende por 200.000, la plusvalía del piso según la norma que dicta en España hasta este año, se tendría que tributar por la diferencia de la venta y la compra con la inflación ajustada.
Con la nueva ley de 2015, la tributación se da en la diferencia del precio entre la compra y la venta sin la inflación sobre la compra. Por eso, como más antiguo el piso, más grave la cantidad de IRPF a pagar. Un piso comprado hace 100 años por 12.000 y vendido el siguiente enero por 212.000, supone tener que pagar un IRPF brutal. Por otra parte, una vivienda comprada hace pocos años en que se haya acumulado muy poca inflación, se beneficiará de la menor tarifa del impuesto, pagando un menor IRPF (aunque la diferencia será mucho menor, de unos pocos cientos de euros en vez de miles).
El hecho es que con el endurecimiento de la fiscalidad en la reforma del IRPF en 2015, se ganará mucho más con los inmuebles más antiguos que no lo que la gente se va a ahorrar con la reciente bajada de precios por la crisis. Lo que han bajado los precios de los inmuebles desde el 2008 hasta ahora, no es comparable con lo que han subido desde 1920. También el número de viviendas compradas antes del 2008 es mucho mayor que el número de viviendas compradas entre 2008 y 2014, así teniendo la nueva reforma del cambio en la tributación sobre las plusvalías, unos ingresos importantes para el gobierno. El gobierno va a recoger mucho dinero de la gente, una medida que los ciudadanos no van a agradecer.
Con el ejemplo del piso comprado en 2000 por 150.000 y vendido por 200.000 se encuentra una gran diferencia en venderlo en 2014 a diferencia de enero de 2015. El precio con la inflación sube hasta unos 188.400 euros, haciendo que se tribute en 2014 por 11.600 y en 2015 por 50.000. Según el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), si el piso se vende en diciembre 30 de 2014 se tendría que pagar 2.660 en IRPF, y si es vendido dos días más tarde, 1 de enero 2015, lo que se tendría que pagar son 10.880 euros de IRPF. La diferencia de 8.220 euros es todo un cambio aunque la tarifa del impuesto sea menor.
Esta nueva medida no va a influir si la venta del inmueble es sobre la vivienda actual. La ganancia obtenida de la venda de una primera residencia que se va a reinvertir para comprar otra primera vivienda, va a seguir sin tener tributación.
El anteproyecto del endurecimiento de la fiscalidad tampoco influye a los mayores de 65 años o las personas en situación de dependencia severa. Estos no tendrán que pagar ningún tipo de plusvalía no que no sea para invertir en una primera vivienda.
Esta reforma no solo terminará con poner fin al uso de la inflación para calcular el IRPF, pero también pone fin a los coeficientes de abatimiento. Estos son coeficientes reductores de plusvalía que benefician a los que compraron un inmueble antes de 1994. Ya que la plusvalía que surge de la venda de un inmueble baja cada año un 11.1% con los inmuebles comprados antes del 1994, estos llegan al 0 de tributo pasados 11 años. El 1 de enero del 2015 van a desaparecer los coeficientes de abatimiento, creando un fuerte impacto en los inmuebles que se beneficiaban de éstos ya que de pasar a pagar 0 por la nula tributación de algunas viviendas (al ser antiguas), van a tener que pagar aun más que las viviendas más nuevas. Ésto supone un coste de miles de euros más al vender un inmueble comprado antes del 1994.